El eje de hélice se encarga normalmente de conectar el eje trasero de un vehículo de motor a la transmisión del coche situada en su parte delantera. Esto permite que se pueda transferir la transmisión al eje trasero o construir una tracción total a las cuatro ruedas. El eje de hélice va montado en determinados puntos destinados a este fin, utilizando para ello juntas universales o juntas esféricas en sus dos extremos. Ofrece numerosas ventajas con respecto a una cadena de transmisión. Como resultado, se requiere menos mantenimiento y la distancia entre ambos extremos del eje puede ser cambiada fácilmente durante el giro. Estos cambios son necesarios debido al movimiento constante de la suspensión del vehículo. Su dinámica provoca cambios en la posición relativa del diferencial, el cual se mueve con el eje motor y la transmisión. De esta manera, se hace necesaria la compensación de la longitud en el eje de hélice, función que es facilitada por medio de esta junta circular.